viernes, 24 de marzo de 2017

RELIEVE DE LA ANUNCIACIÓN DE SANTO DOMINGO DE SILOS

Nos encontramos frente al relieve de la Anunciación del Monasterio de Santo Domingo de Silos en Burgos.

RELIEVE DE LA ANUNCIACIÓN DEL MONASTERIO DE SANTO DOMINGO DE SILOS


Podemos observar a simple vista la imagen de un alto relieve elaborado en piedra, probablemente caliza. En una composición cerrada en torno a dos columnas (una de ellas coincidiendo con la esquina del claustro) que delimitan la obra en los laterales; la base del lateral del muro en la zona inferior y taqueado jaqués en la zona superior.  De izquierda a derecha y de arriba abajo, podemos contemplar dos niños con alas sobre un arco de medio punto sobre el que se ha escupido un bajo relieve de edificios, en el que podemos vislumbrar una especie de torre en la zona izquierda. Dichos niños, cuyos miembros viriles están tapados, portan en sus manos una especie de corona dirigida a la cabeza de una mujer completamente vestida con una túnica, en la que podemos ver gran cantidad de pliegues que le otorgan un gran volumen. La postura de la mujer es sedente y su gesto es frío, sin expresividad: su mano izquierda sostiene la vestimenta y la mano derecha la mantiene abierta a la altura del pecho, y su cabeza gira a la derecha, mirando sin expresividad al hombre situado a su derecha (nuestra izquierda) que permanece arrodillado y con su brazo derecho alzado a la altura de los hombros dirigido hacia la mujer mencionada antes. Este señor también está cubierto por una túnica con gran cantidad de pliegues también sin llegar a otorgarle la calidad de volumen que porta la mujer, se muestra en perfil, con pelo rizado y tras él unas alas que cuelgan de sus hombros. Detrás de esta escena se aprecia un bajo relieve que se asemejan a unas cortinas.

En esta representación plástica, contemplamos la Anunciación con las dos figuras principales del Arcángel Gabriel y la Virgen María. Como se establece en la Biblia, el Arcángel es mandado por Dios para comunicarle a María que su vientre va a traer al mundo a Jesucristo, hijo de Dios. (La comunicación entre ambas figuras nos muestra ya el avance en el Románico, hacia una transición encaminada al gótico. Los ángeles depositan sobre su cabeza, una diadema a modo de lirio, que representa la castidad inviolada. Cabe destacar el movimiento de la mano de María, que aparentemente parece una muestra de rechazo, pero que analizando bien es un símbolo de divinidad y de aprobación al mandato divino. El contexto histórico de esta escena nos transporta a los siglos XII y XIII, en pleno apogeo de las órdenes religiosas. El Monasterio de Santo Domingo de Silos es un establecimiento de retiro espiritual, al que solo tienen acceso los monjes que conviven en él. En esta época la sociedad era feudal, con una jerarquía clara y evidente, en la que la vida religiosa tiene mucho poder en la ciudadanía y en las clases más altas que están subordinadas a ella. Dios es la cabeza de la jerarquía, por delante de reyes y nobles, pese que el clero se encuentre por debajo de estos.

Aquí recogemos el texto bíblico referente a la obra, escrito por San Lucas en su evangelio: "Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: “Alégrate, llena eres de gracia, el Señor está contigo.” Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaba aquel saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz a un hijo a quien pondrás de nombre Jesús. él será grande, se llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin." María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?" El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible para Dios." Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel, dejándola, se fue."


Según las doctrinas de San Agustín y de Santo Tomás, se explica la trascendencia de la realización de este tipo de obras. El primero de ellos muestra y defiende que hay que tener fe en Dios y que esta será la única vía para la salvación, creyendo la palabra del señor, ya que es lo único que conocemos de él y no su voluntad sobre nosotros. Santo Tomás en cambio defiende que mediante la razón, ya en un contexto de los inicios de la Ciencia, podemos conocer a Dios y su voluntad, siguiendo sus cinco principios, más conocidos como las Vías de Causalidad. La transmisión de este tipo de obras tiene el fin de mostrar a la sociedad la palabra de Dios, en un pueblo inculto donde no había capacidad crítica ni razonamiento, predominando el analfabetismo, debido al miedo de un Dios justiciero y castigador, se impone en el pensamiento del pueblo y forma parte de su vida cotidiana, con el fin de que pase a formar parte de ello. ¿Por qué esta obra se encuentra en un Monasterio y no en una iglesia? Este tipo de representaciones solo estaban a la altura de la clase clerical, quienes eran los únicos que tenían acceso y entendimiento para poder interpretar estos textos e imágenes, hecho que les proporcionaba un mayor enriquecimiento teológico. 

David Sánchez Serrano y María Mínguez Redondo (URJC - Historia y Turismo).

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