Nos encontramos frente a una crátera, utensilio de
cerámica griega empleada como servicio de mesa para mezclar el vino con el
agua; sobre la que aparecen pinturas rojas sobre fondo negro, aspecto que nos
lleva a la Grecia Clásica del siglo V a.C. o posteriores.
CRÁTERA GRIEGA DONDE SE REPRESENTA UNA ESCENA DEL MITO DE TESEO
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Dentro de esas pinturas podemos ver, de izquierda a
derecha, a una mujer vestida con un peplo endyma (prenda femenina griega
suelta, puesta sobre el cuerpo, amplia y sin mangas, ceñido a la cintura y
adornada con bordados de valor) con una diadema sobre su cabeza, que sostiene
en sus manos un lekythos (especie de jarra para rituales, destinado a contener
aceites y pomadas) y una fuente. En primer plano, de frente a ella, un hombre
barbado, sentado sobre a una silla sin respaldo, con el torso desnudo y las piernas
cubiertas con una túnica que descubre, sin embargo, sus zapatos, apoyados sobre
una especie de estrado; en una de sus manos sostiene un largo bastón rematado
con una gaviota en la zona superior y, con la mano derecha, saluda a otro hombre,
joven, desnudo e imberbe, con una túnica corta sobre sus hombros, portando una
lanza en la mano izquierda y una espada colgada del hombro. Detrás de este, en
segundo plano, un caballo al que sostiene mediante una cuerda que parte de la
misma mano con la que sostiene la lanza.
En la crátera podemos reconocer fácilmente a los dos
protagonistas de la escena: Teseo, siempre representado desnudo, imberbe, a
veces con túnica corta, y siempre con sus atributos principales: la espada y
las sandalias (estas apenas se distinguen en este ejemplo debido a que están
ocultas tras la lanza y el estrado) que recogió tras levantar la piedra bajo la
cual su padre, Egeo, las había escondido con el fin de que cuando su hijo fuese
capaz de levantarla, fuese mandado por su madre Etra a la corte ateniense.
Egeo, rey de Atenas, es el otro gran personaje del tema que, portando el cetro
con la gaviota (ave marina por excelencia, es un icono interpretado como
símbolo que le representa debido a su suicido en el mar que hoy lleva su nombre
tras recibir la falsa noticia, como descuido de su hijo tras matar al
Minotauro, que puso las velas de su nave negras en señal de duelo cuando tuvo
que haberlas puesto blancas pues había conseguido regresar a casa) recibe en su
trono al aún joven Teseo al cual, a pesar de llevar los atributos que había
mandado a Etra que portase, no lo reconoce. Sin embargo, la esposa de Egeo,
Medea, representada tras el rey, con el típico peplo y con la diadema, símbolo
de poder, ofreciendo comida y bebida al recién llegado, sí reconoce al hijo de
su marido y, temiendo perder su poder, le encargará dar caza al Toro de
Maratón. Al no conseguirlo, en el banquete celebrado tras sacrificar
victoriosamente al animal, lo intentará envenenar, siéndole en vano debido a
que Egeo descubre la personalidad de su hijo al descubrir su espada, detiene a
su mujer y la expulsa de su reino.
El contexto histórico de esta obra es el siglo V
a.C., en pleno Periodo Clásico, durante el gobierno de Pericles, gobernador de
Atenas, quien instaura la democracia como forma de gobierno en su ciudad y
quien consiguió restaurar la Acrópolis ateniense con los fondos recaudados de
la Liga de Delos formada tras la victoria helena en las Guerras Médicas contra
los persas. Atenas es la polis hegemónica de todo el territorio griego durante
su gobierno, su momento de mayor esplendor; y esto también se va a ver
reflejado en el Arte: se construye las obras del Partenón y el Erecteion de
manos del gran artista del siglo V a.C., Fidias; la escultura toma un gran
avance con la creación del canon por parte de Policleto; y la cerámica ática
evoluciona de las antiguas figuras negras sobre fondo rojo cerámico del siglo
VI a.C. a las figuras rojas sobre fondo negro.
Podemos deducir que esta crátera ateniense, que
actualmente se encuentra en el British Museum de Londres, fue un elemento de
exaltación del poder de Atenas en su momento de mayor apogeo, y como elemento
de propaganda de la ciudad representando a su héroe más conocido y más alabado.
Recordemos que Pericles lleva a Atenas a su mejor época, la convierte en la
ciudad-estado de referencia de todo el mundo helenístico y, en especial, de la
Liga de Delos. Este tipo de artesanía, comerciada en toda la zona del Egeo,
representa la superioridad y el liderazgo de los áticos frente al resto y, muy
concretamente, frente a sus rivales griegos más directos, los espartanos y sus
aliados, contra quienes se enfrentarán a finales de siglo. Teseo es el héroe
por excelencia de Atenas, y por ello guarda similitudes en su representación
con el Semidiós más famoso de toda la Hélade, Heracles (el Hércules romano) por
lo que quieren hacer ver a través de él lo mencionado anteriormente, la clara
superioridad política, económica, religiosa y cultural de la ciudad de la que
fue, sin duda alguna, el rey más venerado.
David Sánchez Serrano y María Mínguez Redondo (URJC – Historia y Turismo).
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